Un test de paternidad se efectúa precisamente para cerciorarse de la paternidad, es decir, de si un hombre es el padre biológico de otro individuo o no. Este test puede ser importante desde el punto de vista de los derechos y deberes del padre. El mismo se realiza a través de análisis del ADN. La reproducción sexuada lleva al ADN de ambos padres a unirse casualmente para crear una combinación única de material genético en una nueva célula. Por lo tanto, el material genético de un individuo es el resultado del material genético de sus padres. Confrontando las secuencias del ADN de un individuo con las de otro individuo, se puede verificar si uno de ellos deriva del otro o no. Se observan secuencias específicas para ver si han sido copiadas del genoma de un individuo al de otro con precisión. Si es así, entonces este hecho prueba que el material genético de un individuo es derivado del de la otra persona.
Jesús, cuando fue atacado en el desierto de manera directa por el príncipe de Matrix (el comandante jefe de los DEMONIOS), evidenció de manera clara el origen de su material genético espiritual. No respondió a ninguna de las tres tentaciones valiéndose de sus genes personales, como por ejemplo su fuerza, o su inteligencia, sino que respondió con un simple: “está escrito” a secas. Sí, la Biblia fue también la estrella polar de Jesús durante toda su vida terrena. Con ella, Jesús venció la rebelión con la obedencia y el orgullo con la humildad. Jesús fue el perfecto ejemplo del ADN divino en un hombre, y ser similar a Él, es decir, ser christian style, es en definitiva, la cuestión más importante de mi vida. ¿Mi material genético espiritual de quién deriva? ¿Mi test de paternidad espiritual qué dice? ¿de quién elijo ser hijo? ¿He aceptado la invitación de Jesús de salir de Matrix, asimilando su ADN incontaminado en mí o he decidido ser hijo de otro padre, el cual me marcará indeleblemente con la marca del mal?.
O acepto integralmente y en su estado puro, el ADN de Dios Creador que contiene las informaciones genéticas necesarias y las moléculas indispensables para el desarrollo armonioso y el correcto funcionamiento de toda su creación, o me entrego con mis propias manos al destino que le depara al mal y a sus actores, grandes y pequeños: una muerte eterna e irreversible.