El código genético divino

Cada ser viviente tiene un patrimonio genético. Se llama patrimonio genético a la combinación de genes que lleva la molécula del ADN. Por lo tanto mi patrimonio genético, o sea, el conjunto de los mensajes contenidos en los genes de mis padres que me han sido transmitidos, está escrito en la cadena de mi ADN con un código llamado genético.
Mi estrella polar es indiscutiblemente clara: el primer atributo del ADN de Dios es la santidad. Noto con un poco de estupor, como la palabra “santidad” (o sinónimos) se encuentra en la Biblia asociada a Dios más veces que la palabra “amor” (o sinónimos), “justicia” o cualquier otra característica divina. Dios está separado totalmente de todo aquello que ha sido tocado por Matrix. No obstante, la santidad es la característica principal de Dios; la misma es sistemáticamente ignorada o malinterpretada por muchos sabios matrixianos. En cambio, hay falsos profetas (“científicos del espíritu” sin escrúpulos), que ponen la santidad en contradicción con el amor, otro gen fundamental del patrimonio genético divino. La santidad parece tener una acepción demasiado negativa y sectaria, mientras que el amor es un concepto positivo, que parece acoger más que dividir. Sin embargo, descubro que la combinación de los génes de Dios no tolera el gen del mal y lo manifiesta claramente. El amor de Dios es perfectamente compatible con su santidad. La santidad es por lo tanto el gen principal del ADN de Dios, del cual provienen luego todos sus otros “mensajes genéticos”. Como fan de Jesús estoy invitado a seguir el ejemplo de Dios (Efesios 5:1), y a reproducir en mi vida el código genético exacto de Dios. No tengo la facultad de elegir los genes divinos que me interesan y/o ignorar los genes que me causan crisis. La concepción de Dios que se ha difundido en Matrix deja de lado la invitación que Dios mismo dirige a sus fans: “Sed santos como yo soy santo” (Levítico 11:44; 1ª de Pedro 1:15-16).Si amo a Dios sinceramente, debo sobretodo salvaguardar la inviolabilidad del código genético divino; reflejando en primer lugar el gen de su santidad. En el momento en el que yo como fan de Jesús comienzo a comprometerme con genes diversos de aquellos presentes en el ADN divino, sin duda alguna, dejo de reflejar la prueba del ADN que me caracteriza como hijo de Dios (Isaías 57:15), y se evidencian en mí huellas de una mutación genética… y por lo tanto de otro padre.

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